El otro día en clase de creatividad hicimos un ejercicio creativo en grupo. Participamos toda la clase junto con el profesor y un invitado suyo. El ejercicio consistía en imaginar cómo sería nuestra ciudad ideal. Tras un tiempo de pensamiento interior empezó a preguntarnos cómo era esa ciudad que estabamos imaginando. Al mismo tiempo, nos encargó a Ángel y a mi recoger toda la información que estaba dando el resto de la clase, e imaginar y "dibujar" en nuestra cabeza esa ciudad. Más concretamente, Ángel debía imaginarse los sonidos y yo las imágenes de esta ciudad.
Empezó Brais a hablar de su ciudad ideal. Era una ciudad sin cemento, sin coches, con naturaleza por todos lados (árboles, cesped, flores, etc). La gente no tenía agua en casa, sino que tenía que salir a por ella a las fuentes y ríos que pasaban por las calles. Esto último lo matizó más tarde diciendo que era una sociedad a la que no le importaba bajar a la calle a por su propia agua. Y por último, lanzó la idea que sirvió para generar el debate: edificios hechos con materiales blandos.
En este momento yo ya me había hecho a la idea de cómo era esa ciudad que Brais describía: una ciudad alegre y tranquila, con muchas zonas verdes y cuyos edificios con formas redondeadas estaban hechos de un material esponjoso de color azul.
El deabate de los materiales se había abierto. A continuación intervino una chica diciendo que ese material podía ser paja, lo que generó más debate todavía: se empezó a hablar de que utilizar ese material era un atraso ya que era más típico de una aldea medieval, que era peligroso ya que si se produjese un incendio se extendería rápidamente por toda la ciudad, o que si venía un temporal de viento muy fuerte podrían salir volando. Esta idea de la paja generó también la idea de que este material era cultivado a las afueras de nuestra ciudad imaginaria, creando una unión campo-ciudad.
En este momento me dió la palabra Paco. Expuse en primer lugar mi idea de los edificios con formas redondeadas hechos de un material esponjoso de color azul. Y en segundo lugar hablé de la ciudad que me había imaginado posteriormente con la idea del nuevo material: la paja. Era una ciudad muy parecida a la anterior pero con edificios hechos con paja. Lo importante es que eran edificios iguales a los que existen en las grandes ciudades actuales: rascacielos de paja, edificios de 10 plantas de viviendas de paja, etc.
A continuación, dió la palabra a Ángel. Él habló de los sonidos que se escucharían en nuestra ciudad imaginaria. Todo era muy tranquilo y silencioso ya que no había coches (lo que por cierto, generó un debate sobre el transporte en el que nadie dió una solución). Se oirían en su lugar pájaros cantando, hojas moviéndose por la brisa, y el correr del agua de las fuentes.
Por último, el invitado del profesor dió su propia visión de todo esto. Al darse varios tipos de materiales y texturas, pensó en un material descubierto dentro de varios años, el cual daba la posibilidad de cambiar de forma, color y textura en el momento que se quisiese gracias a la moderna tecnología del futuro. Tampoco era un futuro muy lejano, no recuerdo el año, pero dió una cifra que estaba dentro de los 50 próximos años. Me pareció una idea muy original ya que ninguno de nosotros había pensado en la suma de todos estos materiales, sino que se había centrado en uno solo.
El ejercicio me pareció muy util para desarrollar la imaginación y la creatividad colectiva, y ver además como pueden caber en el mismo sitio (o la misma ciudad) todo tipo de ideas.
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